La clasificación de canciones por medio de la sensación emocional que producen es una cosa que resulta compleja, pero hay una manera aún más peculiar y es la clasificación de las canciones por lo que nos hacen sentir físicamente.
Mi mejor amiga es fanática de la música electrónica en todos sus tipos. Mi naturaleza no me lo permite. Las vibraciones de la música electrónica no me satisfacen tanto como un buen jazz o soul. He descubierto algo peculiar: A la gente joven, de mi edad -sí, me considero joven- le gusta mucho la música electrónica, los hace sentir “en onda” y niegan haber crecido con Lucerito, Pandora y Timbiriche. Vamos, a mí también me gusta la música electrónica, pero no es algo que pondría en mi coche porque iría directo a estrellarme contra el primer poste. Probablemente, mi mayor problema con la música electrónica es que te descontextualiza, y esa es la virtud que muchos disfrutan más. Podría sonar la misma canción en un antro en Frankfurt, Copenhague, Rio de Janeiro o Cd. De México. Simplemente, mi modo de disfrutar la música es otra y prefiero imaginarme en Nueva Orleans con un blues sonando a media noche; de la otra manera solo puedo pensar en fiesta, luces magenta dentro de un bodegón negro donde no se ve el techo, con go-go dancers semidesnudos y mucho humo.
Hablando de música y buenas reuniones, el otro día sí me impresioné. En las ya tan tradicionales fiestas del Pedregal, sí que se lucen. Esta vez en la ya famosa calle Risco S/N (o al menos, no publicable) se organizó una reunión moderadamente concurrida, con motivo de un performance de la ENAP. El evento tomó lugar dentro de la casa, que estaba completamente vacía. Mientras el evento se desarrollaba, sonó muy buena música como Sigur Rós pero de inmediato noté que no había ninguna bocina ni elemento de sonido muy evidente y si, BTicino de nuevo me impresionó; ya veo porque mi buen amigo Ferrero es fan de la marca. Me acerqué a los organizadores de la fiesta para poder llegar al dueño de la casa y preguntarle cómo funcionaba su sistema de sonido. Básicamente es un sistema integral donde de una manera muy accesible, se puede manejar el audio desde un punto de control determinado, en este caso por una pantallita táctil (el dueño usó el término “touch screen”) colocada en la pared, que además de todo contaba con un dispositivo adicional con entrada RCA para iPod. El sonido era excelente y muy uniforme en las áreas de la fiesta. Resumo todo lo anterior a lo original que resulta esta alternativa para inundar un espacio de estilo.
Después de este extenso pero nutritivo post, los dejo. Muy feliz regreso de vacaciones! Y hey, no olviden checar el dato de dónde proviene la música de tu próxima reunión. Esto de los sistemas de audio de vanguardia se está poniendo muy de moda.
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