Todo cuanto existe en nuestro mundo material es producto de esta situación. Cada objeto que nos rodea no es más que un esbozo de imaginación que alcanzó su condición material a través de disciplinas como el diseño, el arte o la arquitectura. Cada pieza que el hombre ha concebido, es prueba de la magnitud y el potencial de su mente. Con su sola presencia, los objetos hacen alusión a su lugar de origen, rindiendo tributo a la imaginación y al mismo tiempo estimulándola e incitándola a superarse constantemente.
Así pues cada pieza es un monumento a la imaginación, sin embargo existen algunas cuyas características reflejan de manera un poco más literal las cualidades de un pensamiento imaginativo.
He aquí un par de ejemplos (monumentales por su estructura física y de gran complejo intelectual) que emergen de entre la realidad cotidiana para manifestar su grandeza haciendo la vida moderna un poco más interesante.
Ubicado en el centro financiero de la ciudad de Taiwán y con una altura de 509 metros, es considerado el edificio más alto del mundo. Esta titánica construcción tiene capacidad para 2,000 personas y está diseñado para soportar terremotos de hasta 7mo grado en escala Richter y vientos de 450 km/h.
Shangai World Financial Center
La construcción de este edificio se inició en 1997 y estaba destinado a ser la construcción más alta del mundo, sin embargo la crisis que sufrió China en los siguientes años provocaron que la obra se detuviera durante algún tiempo. El proyecto se retomó en el 2003 pero para ese entonces, Taipei 101 estaba por coronarse como la torre más alta del planeta, relegando al Shangai World Financial Center al segundo sitio con sus 492 metros de altura.
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